El sentido en que va mi vida es casi al ritmo inconstante de
un reloj que dejó de funcionar hace rato, pero que no se detiene. Mas allá de
que ya no sirva, de que marque la hora errónea, y el minutero haya quedado clavado en un segundo,
y el segundero que gira descontrolado, dando vueltas a un paso que acelera
demasiado y al mismo tiempo no acelera nada. A base de segundos que no existen, porque la
hora es la errónea pero la inercia impide que alguien pueda darse cuenta.
Ya nadie se sorprende de un reloj que da la hora equivocada.
Uno no necesita de un reloj roto, un reloj roto no sirve de
nada, uno no va a gastarse en arreglarlo, hay millones de maneras de
solucionarlo y lo mas sencillo es desecharlo y comprar otro.
¿Quién va a fijarse de una persona rota, si al enfrente suyo
hay tres personas perfectamente compuestas, sin deterioros que resalten a
simple vista; con sus agujas de minutos en los minuteros y los segundos que
corren, un segundo a la vez?
Maldita globalización, las cosas que tienen más valor son las que no se hacen en serie y duran y si les pasa algo se arreglan porque no se consiguen en otros lados.
ResponderEliminarDAMN YOU UNITED STATES OF AMERICA (???
Es todo culpa de Obama. Que venga a arreglar mis relojes!... Y de paso que me enseñe a leerlos(?
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