La música es en mi vida lo mismo que los libros. Hacen que todo tenga
sentido, me hace sentir viva. Me hace, de momentos, volver a agarrarle el
gustito a la vida. Respirar un aire distinto, ver la vida en otros tonos. Me abre
la mente, me hace sonreír. Me hace imaginar millones de cosas, me hace
proponerme mil metas para cumplir. Puedo meterme en la piel del personaje, o en
la lirica del cantante. Entenderlo, amarlo. Me siento identificada, me siento errónea.
Noto mis virtudes y aprecio mis defectos. Empiezo a comprederme y a
desconocerme.
Y eso me hace crecer,
y cambiar. Y mirar el mundo desde miles de perspectivas. Aprendo de tolerancia,
aprendo de odio. Me sorprendo pensando cosas desconocidas que parecieron estar
siempre en mi mente.
Libros, música. Lápiz (o lapicera, es opcional) y papel.
Mi felicidad.
No es
nada difícil ser feliz. Ni siquiera es complicado. La felicidad siempre está en
todos los pequeños momentos, que pasamos por alto. Situaciones de un minuto. Que
después, al recordarlas nos hacen sonreír.
Esos momentos que nos
hacen sentir llenos. Plenos. Y sin ganas de plagiar, nos hace sentir infinitos.
Claro que, en nuestros
recuerdos.
Porque te apuesto que, viviendo esa situación no pensabas ‘¿soy
feliz, no soy feliz?’ no, lo vivías y ya está.
En eso se basa mi idea de felicidad. No sé cual será la tuya,
pero seguro es genial (?
Ese ser infinitos me sonó a the perks(?
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