jueves, 23 de octubre de 2014

Hoy soñé con mi tio. Una de las personas que yo más quise en la vida. Aunque solo lo conoci pocos años, porque él vivía en España.
Él, cuando vino para Buenos Aires, me llevò a pasear,  a conocer a su familia en el campo. Viajabamos en micros, comiamos moras, charlabamos mucho. Ni me acuerdo de qué, pero bueno.
Sonara sencillo, y probablemente no pueda poner en palabras lo mucho que lo quería, porque me esforcé tanto en encerrar mis sentimientos tan dentro mío, que ahora cuando quiero hablar de amor siento como si no fuese mi lugar.
Pero, en el corto tiempo que pude compartir con él me dejó algo que nunca pude eliminar por completo de mi interior: felicidad, esperanza.
Un poquito, porque no me gusta vivir de ilusiones vanas, pero pensar en mi tio no me trae tristeza (especialmente porque nunca pude llorarlo, me enteré muy tarde que había muerto). Lo tengo tan ligado a las epocas mas lindas de mi vida que me resulta inhumano pensarlo de otro modo que la prueba de que es posible, para mi, volver a encontrar ese lugar en el cual me sienta completa y en paz.
Como en las horas de viaje, cuando no hablabamos, y veiamos por la ventanilla del micro como pasaban los arboles, los pueblitos. Las granjas, el ganado.

Me hizo feliz despertarme después de haberte soñado.